lunes, 13 de noviembre de 2017

*ALGO SOBRE EL NOVIAZGO*

En artículos anteriores he comentado algunas cosas sobre las relaciones entre adolescentes de distinto sexo, pero lo que allí citaba no pueden constituir un noviazgo, fundamentalmente porque no está presente la madurez necesaria para poder adoptar, cara al futuro, un compromiso como es debido.
Entre dos personas que sienten en primer lugar una atracción, de la que pasan a un cierto grado de amistad para finalmente y, tras un cierto periodo de tiempo de profundizar en el conocimiento mutuo, reconocen que se sienten a gusto juntos y que se complementan y mejoran mutuamente, surge el convencimiento de que pueden compartir la existencia para ser felices. Todo este camino lleva al compromiso del noviazgo con la esperanza de que desembarque en el matrimonio


Este aspecto de ir hacia un compromiso duradero hace aconsejable que el inicio del noviazgo se decida con prudencia, a edades y situaciones que no hagan pensar que el matrimonio se dilatará demasiado en el tiempo.


¿Quiero decir con esto que un noviazgo largo es malo? En principio no, pero pueden aparecer tensiones al no atisbar una salida estable en tiempo oportuno, es decir, un cansancio en la relación o, también, otras dificultades derivadas de la excesiva confianza, llamémoslo así, que lleven al sexo en una época que no es para eso.



Ese periodo que, en mi opinión debería durar entre uno y tres años, es un tiempo de preparación para el matrimonio en el que se aprende a conocer al otro, sus cualidades y defectos, qué le gusta y qué no, a escucharle y atenderle,……Además la sinceridad y la fidelidad indicarán si es verdadero ese amor.

Algunos, en los tiempos que vivimos se pueden extrañar que comente esto, pero está confirmado por muchas experiencias que los adelantos en las etapas entre el noviazgo y el matrimonio suelen conducir a resultados negativos en la formación de las personas, como son la falta de responsabilidad para otros campos de la vida, poca madurez y egoísmo.

Me permito aconsejar a los padres y educadores que procuren que los jóvenes comprendan y procuren vivir, diría mejor disfrutar, de las maravillas que conlleva el inicio y desarrollo de una relación camino de la unión definitiva.

Etapas y aspectos como la atracción, el acercamiento, el conocimiento mutuo, el comprobar en qué se coincide y en qué no, el respeto a las diferencias con el otro, etc., deben disfrutarse. Sí, son unas experiencias extraordinarias que ayudarán cara al futuro.

Hemos de saber que el otro no es un ser perfecto, como tampoco lo soy yo y por eso hay que quererle como es, si el amor es verdadero, y al mismo tiempo ayudarle a mejorar con un trato delicado.

Termino con unas ideas del libro, citado en otros artículos, de Enrique Rojas titulado “Remedios para el desamor”: Vivamos y enseñemos a los jóvenes a admirar esa maravilla de la vida que es el amor que, junto con el trabajo, constituyen dos pilares muy importantes del ser humano.
“Enamorarse es uno de los acontecimientos más importantes que nos ocurren. Se trata de un estado emocional surcado por la alegría y la satisfacción de encontrar a otra persona que es capaz de comprender y compartir tantas cosas trae consigo la vida.

Enamorarse es una forma de amor, pero no una forma cualquiera, sino lo más sublime que puede tener un ser humano a nivel natural”.

No permitamos que algo tan extraordinario se estropee en nuestro entorno o en el de los nuestros, sobre todo por la banalización, me atrevo a decir prostitución, que una parte de la sociedad ha hecho de la palabra, del significado y de los hechos que expresan esa maravillosa que es amor.

Alejandro

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